Hoy hay miga.
¿Te sabes lo del camino al infierno está empedrado de buenas intenciones?
Bien, hoy vamos a ver cómo alguien que desea lo mejor para ti te complica la vida.
Cuando estudiaba en la universidad pasé unos años viviendo con mi abuela.
Tenía el horario del conde Drácula, fumaba más que un dragón y no paraba de allí para acá.
La buena mujer decidió que había que cuidar al calavera de su nieto.
El sistema que se le ocurrió para mantenerme fuertote en en época de exámenes era comprarme medio litro de horchata y cuatro fartons todas las tardes. De lunes a jueves.
Así que durante dos meses, por no saber decir que no y porque soy un goloso, a las 6 de la tarde me metía entre pecho y espalda la horchata con fartons.
A las 9 cenábamos juntos. Tenía que hacer esfuerzos titánicos por acabarme el filete con patatas. Pero acababa dejando el plato limpio.
Resultado: Ese verano me puse como un cebón de concurso.
Había conseguido la cara y la cintura de un teletubbie.
No me podía subir ni la cremallera de los pantalones.
La vida te devuelve lo que le das.
Si le das churros, te devolverá un churro de cuerpo.
Si le das kilómetros para correr te devolverá más capacidad pulmonar.
No porque lo hagas un día.
Si hoy te tomas unos churros con chocolate no te va a afectar al resto de tu vida.
Si todos los días te tomas seis churros ten por seguro que acabarás cambiando la talla de tu ropa interior.
Si hoy decides subir por las escaleras en vez de coger el ascensor solo vas a notar que te haces mayor.
Si decides que vas a coger sistemáticamente las escaleras vas a recibir unas piernas y un abdomen más resistente.
Todo depende de lo que le das al tiempo.
Por eso corre a tu favor.
En la empresa funciona exactamente igual.
Por un día que trates de conseguir clientes llamando por teléfono, dudo que te vaya a entrar nadie.
Por una reunión que tengas con tu equipo para explicar lo que hace falta en la empresa, no vas a conseguir que cambien mucho cómo hacen las cosas.
La empresa crea sistemas. Los puedes dirigir tú o se pueden crear solos. Si empiezan a crecer como una enredadera pueden acabar estrangulando tu empresa.
Si mantienes el hábito vas a crear los sistemas adecuados que te den una empresa más resistente. Mejor.
Los sistemas son los que diferencian a los aficionados de los profesionales.
Los aficionados no ven resultados en el corto plazo, se desmotivan y lo dejan.
Los profesionales tienen claro cual es el camino y lo siguen aunque no vean resultados inmediatos. Están seguro que llegarán.
Si quieres que te acompañemos para generar sistemas y adquieras hábitos muy rentables y saludables para tu empresa
PROGRAMA PARA QUE EL TIEMPO CORRA A TU FAVOR
PD: Tardé seis meses en hacer desaparecer aquellos fartons. Hay que saber elegir los sistemas adecuados y cómo desmantelar los que no lo son.
PPD: Cada vez que me echo de menos a mi abuela me pido una horchata.
Lo que hacemos acaba dejando huella.