Ayer estuve charlando con un empresario bregado.
A lo largo de su vida ha montado varias empresas.
Con algunas le ha ido mejor y con otras peor.
Siempre trabajando duro. Algunos días llegaba a casa tan cansado que se podía quitar los calcetines junto con los zapatos.
Ha sabido recoger las fichas antes de arruinarse y ha acabado acumulando un patrimonio.
Siempre ha sido muy concienzudo para hacer bien las cosas.
Cumplirá 60 años este 2021.
Acaba de ver la luz.
Como no venda se come los mocos.
El producto cojonudo.
El equipo animado.
La página web muy cuqui.
El almacén bajo control.
El proceso administrativo interiorizado por todos.
Pero si no entra un euro en la empresa
poco va a tardar el equipo en desanimarse,
el producto en coger polvo,
la administrativo en bostezar y revisar su feisbuk por octava vez esta mañana.
¿Y que pasa?
Nada, que va a pasar.
Que puede seguir dando vueltas en mejorar su página web o puede ponerse a estudiar cómo vender mejor.
También puede utilizar un método más que probado y ponerse a vender ya.
Todos los días.
Con un sistema estructurado.
Sin miedo a nada. Sin miedo a nadie.
A más clientes, más ventas
a más ventas, más ingresos para mejorar la empresa,
mejor empresa, mejores clientes,
el circulo es claro.
Habrá quien piense que los clientes ya llegan por la calidad de su trabajo.
Hay quien sabe que eso hoy no es suficiente.
Y no es suficiente cuando lo notas en la cuenta de resultados.
Si quieres mejorar esos resultados
PROGRAMA DE DESARROLLO EMPRESARIAL
PD: Por si en algún momento notas que se enciende una luz.
PPD: Este empresario ha decidido que aún está a tiempo. Que quiere dar una vuelta al proceso de ventas. Acortar tiempos. Mejorar márgenes. Allá que vamos.