Que sí, que los trabajadores me compran la empresa

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Ayer se ve que toqué hueso.

He recibido unos cuantos emails con el tema de transmitir el negocio.

Muchos empresarios han barajado alguna vez vender la empresa a sus trabajadores.

Especialmente surgen estos pensamientos cuando están hasta el moño.

Cuando va bien ese pensamiento pasa poco.

El problema es que valorar tu empresa es complicado.

Primero, porque hay una carga emocional de tantos años de lucha y al empresario le da por creer que su empresa vale más de lo que están dispuestos a pagarle. 

Segundo, los economistas somos gentuza. Tenemos tantas formas de calcular ese valor como colores hay en el arcoíris. Y, además, sabemos justificarlo.

Podría seguir pero quedémonos en la primera. 

Tu empresa vale lo que estén dispuestos a pagar por ella.

Si tú estás cansado de tu empresa, si te quita el tiempo, el sueño y el patrimonio,

venderla a tus trabajadores no es una transacción comercial.

Es una putada.

Pretendes utilizar su miedo a perder su medio de vida para que se agarren a un barco hundiéndose y, de paso, sacarle una rentabilidad que no has sabido obtener contigo al mando.

Lo normal es que el barco se acabe hundiendo.

Ellos entrampados.

Y tú sin ganancias.

Aunque cabe la posibilidad que los trabajadores sean más competentes que el empresario y sepan reflotar el barco. 

De todo hay.

Yo he visto negocios que iban bastante bien y se han tenido que cerrar porque no había manera de transmitirlos. Salía más a cuenta cobrar el alquiler de la nave.

Por no tener procesos. 

Por no preocuparse en hacer que la empresa funcione sin depender de nadie. Ni del dueño, ni del gerente, ni de ningún trabajador clave.

Para transmitir en condiciones la empresa.

PD: No se consigue en un día ni en tres meses. Pero es posible lograrlo.

PPD: El peligro es que la pongas a punto y ya no la quieras vender.

PPPD: En el enlace te cuento cómo.

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* He leído esa información tan interesante sobre qué vas a proteger mis datos con tu vida y la sangre de un unicornio y estoy lo bastante de acuerdo como para dejarte mi email. También tengo claro que si me aburres o me tocas las narices me doy de baja y no me darás la turra nunca más.