Hay un tipo de empresario que debería llevar uniforme.
Un casco rojo.
Un traje ignífugo.
Una buena manguera.
Hacha en el cinto.
Tirantes.
Pero sobre todo una sirena con lucecitas para que se aparten de su camino.
Es que no para.
De arriba, abajo.
Adelante y atrás.
Un, dos, tres.
Siempre se ha olvidado algo.
Siempre tiene algo que hacer en otro sitio.
Siempre tarde.
Siempre hay una emergencia.
Siempre hay una excusa.
Siempre hay una.
Siempre hay.
Siempre.
Que llega reventado.
Que no recuerda ni donde ha dejado las ganas de casi todo ya.
Que empieza sospechar que debe haber otra forma de hacer las cosas.
Que la vida no puede consistir en un sinvivir.
Que algo más debe haber.
Ser bombero está muy bien si lo soñabas de pequeño, tienes vocación, te preparas las pruebas físicas, pasas los exámenes, los tests psicológicos, te sacas la plaza y a vivir.
Sueldo fijo, vacaciones pagadas, horario estipulado, te insultan en hogueras y haces cosas de bombero ya que para eso te pagan.
Además me han dicho que ligan. Tengo amigos que han triunfado solo llevando alguna de sus camisetas.
Lo que yo no sé es si ligas cuando vas de bombero sin uniforme.
Algo más que disgustos digo.
Ser bombero sin vocación supone estar siempre con la lengua fuera.
Dando el do de pecho.
Arrimando el hombro.
Esperando la próxima hostia.
Saltando por la siguiente ventana.
Escapando otra vez antes que el edificio se hunda en llamas.
Y como estás haciendo cosas a un ritmo frenético
¿Quién es nadie para pedirte que hagas más?
¿Cómo vas a parar?
Te digo algo: nada es más sencillo que estar ocupado.
Lo complicado es ser eficiente.
El problema es que muchas veces estas ocupado apagando fuegos en lugar de coger al pirómano y quitarle el mechero.
Que tu negocio no es apagar fuegos.
Es dirigir una empresa.
Y tu vida debe ser tener una vida.
No ver como se escapa.
Para apagar la sirena tenemos un programa.
PD: Uniforme opcional. Te quitamos el mechero al entrar. Que el bombero pirómano también abunda.
PPD: Arriba. En el enlace azul.
