Nos lo dicen de pequeños.
A veces.
Lo de mentir está muy feo.
Primero, porque una vez que mientes ya todo lo que digas va a tener la sombra de la duda.
Se rompe la confianza.
Y cuando la confianza se rompe le pasa como a los jarrones.
Por muy bien que lo apañes ya no se queda como estaba antes.
Te pillan en una mentira y se reducen los motivos para esforzarse.
Debilita la implicación.
Ver la realidad tal cual es puede resultar complicado.
A veces nos mentimos a nosotros mismo.
Más de lo que nos gustaría.
– Estoy demasiado mayor.
– Me ha pillado tarde.
– Sé que tengo que hacerlo, pero no tengo tiempo.
– No puedo.
El ego es algo delicado que nos gusta conservar.
Recibir una patada no lo disfruta nadie.
Sin embargo es probable que tengamos áreas de mejora que nos permitan vivir mucho mejor.
Negociación, productividad, dirección de equipos, ventas,…
Reconocer que necesitamos ayuda es una buena patada en los higadillos.
También el primer paso para lograr un futuro más ilusionante.
A veces solo hace falta ver las cosas más claras para dejar de lado las desgracias y ponerse manos a la obra.
Para probar pasa por aquí:
PROGRAMA DE DESARROLLO EMPRESARIAL
PD: Cuando se ven las cosas claras detectas antes las mentiras. Las de los otros y las que te cuentas.
PPD: Sin mirar ya te puedo decir quien se acabó ayer el paquete de galletas de chocolate que teníamos en la despensa.
PPPD: Por el enlace poca palabrería y mucho ponerse a implementar.