Estamos más asustados que nunca.
Yo no he pasado una guerra civil.
Yo no he pasado una postguerra.
Soy hijo de la democracia así que no me he tenido que esconder ni he tenido miedo de que venga alguien a matarme en ningún momento.
Sin embargo cada vez veo a la gente más nerviosa.
Por higiene mental hace años dejé de estar pendiente de las noticias.
Lo que noto es a la gente más irritada y más alterada que nunca.
A mi aún me extraña salir a la calle y ver a todo el mundo con el bozal puesto.
Estoy esperando que nos digan que el aluminio repele el virus para que nos pongamos una cacerola en la cabeza.
Cuando las emociones suben, la inteligencia baja.
Si dejas que sea el miedo o la rabia el que conduzca es muy difícil que tomes una buena decisión.
Por eso defiendo tanto que hay que tener un sistema. Para no dejarse llevar por las emociones.
Porque si desde la calma has planificado lo que hay que hacer cuando surja un problema va a ser mucho más fácil solucionarlo cuando venga.
Es de cajón de madera de pino.
Como las herramientas que damos en el programa.
Sencillas, evidentes, muy prácticas.
Porque ante los problemas te puedes enfrentar a pecho descubierto o con las armas adecuadas.
Tú decides