Ricardo Darín piensa que las cosas deberían irle mejor.
Dedica las veinticuatro horas del día al restaurante fundado por su padre, carga con un divorcio, no se ha tomado el tiempo suficiente para ver crecer a su hija, no tiene amigos y prefiere eludir un mayor compromiso con su novia.
Además, hace más de un año que no visita a su madre, que sufre Alzheimer y está internada en un geriátrico.
Un cuadro, vamos.
Para rematar su padre, que sigue enamorado de su madre después de 44 años, quiere volver a casarse con ella.
Ricardo se ha comprometido a preparar la boda.
La escena tiene lugar casi al final de la película.
Hablando por el telefonillo con su novia:
«Escuchame.
Necesito que me escuches.
Hice todo mal.
Nunca te escuché.
Nunca te di bola.
Todo lo que me dijiste, tenías razón.
Pero, parece que lo vi, el problema.
Dicen que si lo ves, eso es parte de la solución.
Lo que no te dicen es que parte es. ¿el 50%? ¿El 2%? No lo sé.
No es verdad que yo no quiero tener más problemas.
Lo que yo no quiero son problemas con las cuentas, los proveedores,
pero quiero los tuyos.
Quiero los de mi hija, los de mi viejo.
Son mi familia.
Los quiero ayudar ¿Me entendés?
Yo quiero vivir toda una vida con vos. Llena de problemas.
Los tuyos y los míos. Porque esos son problemas.
Esos son problemas.
Y quien no tiene esos problemas. Bueno, ese es el problema más grande que puede tener.
Yo quiero vivir toda mi vida con vos.
Por más problemas que tengamos.»
Puedes elegir de que problemas te quieres ocupar.
En tu vida y en tu empresa.
Tenemos un tiempo limitado para todo.
Hay que hacer por aprovecharlo bien.
Si de verdad quieres ocuparte de problemas que realmente valen la pena
PROGRAMA DE DESARROLLO EMPRESARIAL
PD: Inmenso Ricardo Darín en el «El hijo de la novia».
PPD: 20 años hace ya de esta peli. Tenía razón el tango. Que rápido pasa el tiempo.