EMPRESAS QUE SECUESTRAN SUECAS

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A principios de agosto de 1973 Clark Olofsson trata de fugarse de la cárcel sueca en la que se encontraba recluido.

Fuera le espera un coche con un amigo pero antes de poder saltar la valla es detenido por sus carceleros.

Unas semanas más tarde Jan-Erik Olsson entra en el banco Sveriges Kreditbanken de Estocolmo y, tratando de aparentar que es estadounidense, grita en inglés: “¡Todo el mundo al suelo! ¡La fiesta acaba de empezar!”

Rápidamente, uno de los trabajadores del banco activó una alarma silenciosa. Dos policías se presentan e intentan que Olsson se rinda.

El ladrón dispara a uno de los policías, impactando la bala en la mano derecha y arrancándole un dedo.

Al segundo lo obliga a sentarse en una silla y le dice: “canta algo, lo que sea, pero que te oiga”.

Así, mientras el policía ileso canta, Olsson coge a cuatro trabajadores del banco y les lleva a la cámara de seguridad.

El atracador exige tres millones de coronas suecas, dos armas, chalecos antibalas, cascos y un coche con el depósito lleno.

 Además pide que traigan al banco a Clark Olofsson.

Si Olofsson no llega antes de las 18h el atracador jura que matará a sangre fría a las tres mujeres que retiene como rehenes.

Entre que el rey sueco está en su lecho de muerte y la campaña electoral está a punto de concluir, toda Suecia se encuentra pegada frente al televisor para ver como acaba el atraco.

A las 12.30h el primer ministro firma una orden inmediata para sacar a Olofsson de la cárcel.

La policía cree que Clark Olofsson, el bandido más famoso de Suecia, podrá negociar con el atracador y acabar con el drama sin bajas.

A las 19:30h los coches de policía llegan al banco y Olofsson se encuentra con el mismo amigo que intentó ayudarle a fugarse de la carcel. Los dos bandidos se abrazan.

A la mañana siguiente los atracadores tienen a su disposición el dinero y un Ford Mustang azul con un tanque lleno de gasolina.

También piden que dos chicas del banco les acompañen.

Por ahí el primer ministro ya no pasa.

Mientras tanto el público le da por aportar ideas para acabar con el secuestro. La sede de la policía se llenó de cuñadismos tan variopintos como hacer un concierto de canciones religiosas o enviar un enjambre de abejas para hostigar a los secuestradores.

Por miedo a los francotiradores los atracadores se encierran junto a los rehenes en la cámara acorazada del banco.

Esa noche, en el despacho del primer ministro, suena el teléfono.

Le está llamando alguien desde el banco.

El primer ministro, que 13 años más tarde, después de volver del cine con su esposa, moriría tiroteado a 500 metros de ese mismo banco, contesta creyendo que hablará con Clark Olofsson.

No fue así.

La que llama es una de las rehenes, Kristin Enmark de 23 años que le dice:

Hola, soy Kristin Enmark, una de las rehenes del banco. Me tiene muy decepcionada. Siempre he votado a su partido y no entiendo lo que están haciendo.

Están jugando al ajedrez con nuestras vidas. Ni Clark ni el otro secuestrador me han hecho absolutamente nada. Si me voy de viaje con ellos, estoy segura de que no me harán daño. Me fió tanto de ellos que les acompañaría a dar la vuelta al mundo. Y si tú no nos dejas ir, pues ven aquí y nos cambiamos de lugar.

La

Madre

Que

La

Parió.

Este fenómeno psicológico en que la victima defiende al agresor, e incluso se acaba enamorando de él, se conoce como

EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO

Y, te lo creas o no, pasa mucho en la empresa.

Entre empresarios, trabajadores, clientes y viceversa.

Detectarlo. Prevenirlo. Eliminarlo. Es parte del Programa de Desarrollo Empresarial.

Además, incluye un sistema de negociación que ya le hubiese gustado al primer ministro Olof Palme conocer.

Para darte cuenta quien te tiene de rehén y trazar un plan de fuga sin fisuras.

PD: 130 horas duró el secuestro.

PPD: Y la que liaron

PPPD: Hay otros que duran más por ser más sutiles.

PPPPD: Si sospechas que algo no está funcionando como debería en la empresa podemos hablar.

PPPPD: Arriba. En el enlace azul.

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