La imagen de 2020 que más ha hecho por mi retina

por

La debes haber visto.

Me mueve entre la ternura y la pena.

Ese momento en que tu interlocutor te deja de ver.

No porque no quiera.

Porque no puede.

Respirar en la mascarilla provoca un vaho que sube hasta las gafas.

Las gafas se empañan y ahí delante lo tienes. 

Con carita de pena, tratando de seguir la conversación de oído. 

Ambos sabéis que no ve mucho.

Esos ojitos resignados que miran a través de los cristales. Las pupilas como un niño dando saltitos porque no llega en el escaparate de una pastelería.

Menos mal que estáis frente a frente. Si llegáis estar paseando a tu lado es probable que se saltase un semáforo o se comiese un bolardo.

A mi me ha pasado algo curioso con lo de la máscara.

En el momento que comprendí que mi integridad física corría serio peligro tuve que tomar una decisión: perder mis gafas.

Desde mi época universitaria vivo pegado a unas gafas de sol.

Entonces tenía más noche que la luna. Me levantaba tarde y me acostaba más tarde todavía.

Entre bibliotecas, cafeterías y clases poco rayo de sol veía.

Aquello debió provocar que abrir los ojos cuando había luz natural no me cayese bien.

Lagrimeo, dolor de cabeza, chiribitas…

Cada vez que tocaba renovar el carnet de conducir, al acercarme la linternita a la pupila, ya me lo recordaba el tipo con bata que me hace el reconocimiento.

Siempre lo mismo:

  • Tienes fotofobia
  • Sí, quítame la linternita de los ojos por favor.

Bueno,

Este 2020 o perdía mi fobia a la luz o me iba a cruzar contra una farola o un camión de la basura más antes que después.

Al principio costó lo suyo, ya sabes,… dolor de cabeza, lágrimas, lucecitas que parecen hadas…

Pero me fui acostumbrando.

Y poco a poco las he dejado de necesitar.

Estas navidades me han regalado otras gafas de sol.

Voy a hacer por no perderlas pero ya no las necesito cómo antes.

Es liberador depender de menos cosas.

Dejar atrás creencias que tenías y no sirven para nada.

No ha sido sin esfuerzo

Pero vale la pena.

Si quieres dejar atrás algunas creencias sobre dirigir bien una empresa

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PD: No te recomiendo seguir consejos médicos de un economista.

PPD: Por el enlace si quieres que quitemos el vaho a tu empresa para no tener nunca más miedo a un tropezón.

Sin hacer el cabra, claro.

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