La primera vez duele

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La primera vez que perdí a un buen cliente no me lo podía creer.

Había trabajado durante años para él.

Le llevaba en palmitas.

Un amigo me inició en el teletrabajo para poder atenderle en mi luna de miel.

 Me conectaba desde el hotel para acabar algún trámite que necesitase.

(Ahora lo pienso y mi mujer es una bendita).

No había tenido ningún problema grave. Aunque es verdad que con el viaje de novios y la acumulación de tareas a la vuelta se me retrasó revisar un par de cosas que eran aplazables.

Aplazables para mí. Para él no.

Su sobrina había acabado la carrera y pensaba que estaba preparada para llevar la administración de su empresa.

Total de un día para otro me dio la patada.

Yo me quedé con cara de gilipollas.

Castigándome porque podría haberlo hecho mejor.

Porque no lo había visto venir.

Porque se iban a reducir mis ingresos.

Porque después de tanta dedicación y esfuerzo le importaba una mierda.

Bueno.

La primera vez duele.

Cuando no tienes un sistema, el futuro se puede ver muy negro.

Cuando tienes claro que tienes que hacer para conseguir más y mejores clientes, perder a un cliente con el que no acabas de sintonizar no es un problema. 

Por mucho que te pague.

Todo lo contrario.

Es un alivio.

Clientes que saben que están en buenas manos y que aceptan tu forma de trabajar, bienvenidos.

Clientes que crean problemas, tensionan a tu equipo, te vuelven loco y no confían en ti. Puente de plata.

Si eliges a tus clientes puedes controlar tus ingresos.

Si controlas tus ingresos puedes dirigir tu empresa.

Si diriges tu empresa, ten por seguro que harás lo que quieras con tu vida.

No lo que los demás quieran.

Lo que tú quieras.

No es poca cosa.

Si decides no tragar se vive mucho mejor.

Pero para no tragar hace falta un sistema.

Solo tienes que centrarte en hacer lo que sabes que tienes que hacer.

Y hacerlo.

Sin concesiones.

Por eso te acompañamos para asegurarnos de que hagas lo que tienes que hacer.

Así el futuro no lo volverás a ver nunca negro.

PROGRAMA DE DESARROLLO EMPRESARIAL

PD: Imprescindible que tengas una mente abierta a escuchar ideas nuevas que caen por su propio peso.

PPD: También es imprescindible que tu negocio lleve un tiempo rodando, ya que no es un servicio barato y, sin duda, requiere un mínimo poder de inversión.

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