Cuando una empresa entra como cliente en nuestra asesoría le metemos caña.
Mucha caña.
Y si es nueva no veas.
Mínimo hay una reunión conmigo.
Para que me explique el proyecto, por donde van los tiros, revisar los números, las ideas.
De paso aclaramos cómo vamos a trabajar juntos.
Si cuadramos bien. Si no, también.
Las cosas claritas desde el principio.
Más de un cliente me ha confesado que casi no entra. Que preguntaba cosas muy raras.
Que le di demasiado para pensar al principio.
Que solo quería darse de alta de autónomo o montar una SL.
Lo que cuesta montar un negocio para que se vaya por el desagüe tiempo y dinero es una lástima.
Para tener una actividad económica te sobra con ir al notario o darte de alta en Hacienda con un 036.
Pero ser empresario es otra cosa.
Supone controlar las cuatro áreas.
Las ventas son la locomotora de la empresa.
Si no hay ventas no entra dinero y sin dinero no se pueden pagar sueldos, materiales, etc.
Sin embargo un área tan importante como esa se deja al azar y ya hablarán de mi porque hacemos un gran trabajo.
Se supone que un empresario debe de saber de ventas.
Lo que no sé es donde lo enseñan.
Yo hice una carrera que era Administración y Dirección de Empresa. Allí me contaron muchas cosas pero de ventas nada.
De negociación nada.
De dirigir equipos nada.
De ver números sí. De interpretarlos casi nada.
Las previsiones se hacían chupando el dedo para ver por donde se movía el viento.
Y un empresario cuando empieza esas áreas las tiene que tener bien controladas.
Y cuando va creciendo más todavía.
Más crecimiento, más responsabilidad, las áreas más claras.
Si notas dolor, ya te diagnostico que le pasa algo a una de esas patas.
Si quieres ponerle solución
PROGRAMA DE DESARROLLO EMPRESARIAL
PD: Bien acompañado la senda se camina mejor.
PPD: Lo mejor es no suponer nada y ponerse manos a la obra.